Muchas personas, aunque hayan dormido bien, a lo largo de día sienten cansancio y somnolencia. Ese letargo que parece no tener causa aparente, dificulta el desarrollo de las actividades diarias e incluso puede afectar las relaciones sociales. Las causas de la fatiga son diversas y pueden tener un origen físico o psicológico, pero si este malestar continúa por un tiempo prolongado, es recomendable visitar al médico para descartar algunas de las enfermedades que se encuentran asociadas a este síntoma.
A continuación detallamos algunas enfermedades asociadas a la fatiga crónica:
- Tiroides: El cansancio es uno de los síntomas característicos de los trastornos de esta glándula. En concreto, puede ser señal de hipotiroidismo. Según explica el médico Rafael Ordóñez, “esta alteración se produce cuando no se segrega la cantidad de hormona tiroidea suficiente, que es la responsable de controlar procesos como el metabolismo, la temperatura o el ritmo cardíaco. Así el cuerpo funciona más lento”. Lo ideal es que el médico ordene un examen de sangre para medir los niveles de la hormona tiroidea y confirmar si éste es el motivo del cansancio.
- Depresión: Las personas que padecen esta enfermedad a menudo se sienten hasta cuatro veces más cansadas que el resto. El bajo estado de ánimo, la apatía y las falta de ganas son algunos de los motivos para que los pacientes prefieran permanecer en la cama todo el tiempo. Es importante acudir a un especialista que determine si resulta necesario combatir esa fatiga con un tratamiento farmacológico.
- Cáncer: Algunos tipos de tumores, como el de colon o el de pulmón, son condiciones que pueden dar lugar al cansancio extremo pues el metabolismo está trabajando de manera más lenta porque, como explica el médico Rafael Ordóñez, “el tumor provoca pérdida de sangre que no es evidente, por ejemplo en la expectoración o por medio de las heces, lo que genera un mayor esfuerzo del organismo por trabajar”. En otros tipos de cáncer, como el linfoma, puede ser un síntoma inicial de la enfermedad.
- Anemia: La falta de hierro es una de las principales causas de la fatiga extrema porque afecta la respuesta de los procesos inmunológicos, metabólicos y cognitivos del organismo. “Una nutrición inadecuada puede favorecer esta condición. Para evitarla se debe incluir en la dieta hortalizas de hoja verde, lentejas, huevos, frutas cítricas, tomate y carne”, explica Rafael Ordóñez. Si la anemia está causada por la pérdida de sangre, se recomienda acudir al especialista para iniciar el tratamiento adecuado.
- Diabetes: Los niveles alterados de glucosa en sangre (tanto altos como bajos) pueden causar la sensación de falta de energía con la que conviven estos pacientes. Indica Rafael Ordóñez que “las células utilizan la glucosa como fuente de energía y si no es suficiente la insulina, que permite su metabolismo, se produce una falta de combustible del organismo para que trabaje como debería”. Bastaría con medir los niveles de azúcar en la sangre para identificar si la diabetes es la causante de este cansancio.
Si estas enfermedades detalladas anteriormente están descartadas, el cansancio puede ser algo que se soluciona con algunos cambios en nuestros hábitos. Por ejemplo, las dietas altas en grasas trans, presentes en la llamada “comida basura”, provocan disminución de vitalidad. La deficiencia de vitamina D, que proporciona energía al cuerpo y nutrientes, pueden afectar la función tiroidea. También la falta de actividad física, las rutinas sedentarias y la falta de sueño son aliados de la fatiga, así que para combatirla se recomienda practicar deporte. Otra de las recomendaciones es mejorar nuestro descanso, durmiendo en colchones que estén adecuados a nuestro cuerpo y a nuestras características e intentando renovar nuestros colchones y almohadas con la frecuencia con la que recomiende el fabricante. Esto hará que descansemos mejor por las noches.
Fuente: Revista Semana
